María Domeyko Matte ha dedicado su vida laboral a la educación. Se tituló de profesora de Historia y Geografía en la Universidad Católica y después de realizar algunas horas de aula, enfocó su trabajo en la gestión educacional. María, para quien la educación no tiene secretos, se encarga de implementar en los colegios un programa de gestión educativa de calidad, acompañando el trabajo de los profesores y directores, programando capacitaciones y ofreciendo acompañamiento que los ayude a ser cada día mejores en sus distintas funciones.
Más de 10 años en el cargo de Directora Académica en EducaUC, nunca perdió su pasión por la educación que encuentra fascinante y fundamental. En marzo 2015, asumió en paralelo la función de Presidenta de la Fundación Por Una Carrera que sigue llevando hoy día.
¿Por qué asumió el cargo de la Presidencia de la Fundación Por Una Carrera?
La Fundación fue creada por un grupo de jóvenes, dentro de los cuales está Arturo, mi hijo mayor. Cuando empezaron a consolidarse más, decidieron implementar un Consejo Asesor y entre otras personas, me invitaron a participar. Integré entonces este Consejo, por aproximadamente cinco años. Cada cierto tiempo nos pedían sugerencias, directiva en la visión, nos contaban lo que hacían y lo que querían hacer para que pudiéramos aportar, cada uno desde su experiencia. Eso hasta que los fundadores, que eran parte del Directorio, terminaron sus estudios universitarios y siguieron cada uno su camino. Cuando Arturo se fue a estudiar a Estados Unidos me pidió ser parte del Directorio, y acepté sin vacilar ya que siempre me interesaron mucho los temas de educación y de ayuda social. Así, cada uno de los miembros del Consejo Asesor aceptó el nuevo desafío de integrar el Directorio. Al ser yo la única mujer y teniendo experiencia en temas educacionales, me pidieron que fuera la Presidenta.
¿Que representa la Fundación Por Una Carrera para usted?
Fue un amor a primera vista esta Fundación para mi. Sus fundadores la crearon prácticamente en mi casa. Se reunían todos los lunes a pensar, a gestionarla en el living de mi casa. Nunca fallaron, nunca faltaron y fueron dándole forma a este sueño que ellos tenían de ayudar a los jóvenes que quisieran estudiar y no tuvieron el financiamiento. De repente me preguntaban y comentaban cosas, siempre estuve al tanto de lo que hacían. Para mi la Fundación representa un sueño, crear oportunidades y me permite también cerrar un círculo. Siempre he trabajado en educación, acompañando a alumnos desde pre kinder hasta cuarto medio, vi pasar a muchas generaciones de jóvenes que de repente se quedaron en el camino por falta de recursos, pero ahora los puedo decir: «¡No te quedes en cuarto medio, existen posibilidades, de ti depende y nosotros te vamos ayudar!».
¿Qué necesita la Fundación para desarrollarse más y seguir apoyando a miles de jóvenes cada año?
Creo que lo que necesita ante todo es ser más conocida para que la gente sepa, crea y vea que existen muchas oportunidades, muchas becas y mucho apoyo. Desafortunadamente no es fácil para un joven acceder y hacerse de una beca. No porque el sistema no lo ayude, tampoco porque no se lo permita, en realidad hay mucho apoyo. Existen otras fundaciones como la nuestra y el mismo Ministerio de Educación ofrece ayuda. Pero se necesita un contacto más cercano, más directo, acompañar al estudiante en un tema afectivo, no solamente ayudarlo a abrir una página web y postular, si no también ayudarlo a saber: «¿A qué quiere postular, qué quiere estudiar y dónde?», muchos de estos niños no saben lo que quieren. Entonces hay un acompañamiento inicial del alumno para darle confianza en sí mismo, hacerlo creer y auto valorarse, convencerlo de que sí puede, que sí es capaz de salir adelante. Esta primera etapa es primordial, es la orientación vocacional que ofrecemos en los colegios y en empresas con los hijos de los trabajadores. La segunda etapa, que es preciosa, es juntar el anhelo del alumno con la posibilidad real de estudiar en la Universidad que quiere, en la que le dé mejores posibilidades de desarrollo. Sobre todo hoy día que hay jóvenes que están muy solos, hay que transmitirles las ganas de desarrollarse, de estudiar, que sepan que pueden lograrlo y que de ellos depende.
¿Algo que quisiera decir a su equipo?
Muchas gracias. Quiero agradecerles por todo el esfuerzo que hacen, felicitarlas porque llevan adelante el trabajo diario. La Directora, Maryon Urbina, lidera un equipo de profesionales muy enamoradas de su misión. Ella lleva menos tiempo que yo en la Fundación pero ya tiene el mismo sueño, nos hemos ido compenetrando muy bien y de tal forma que logramos nuestra misión, mejorando cada vez más.
Este año llegamos a más alumnos que lo que teníamos incluso en la meta, eso es un tema del equipo y de cómo ponen el corazón en lo que hacen.
Quiero destacar además, que contamos con un grupo maravilloso de voluntarios sin el cual no podríamos hacer nada. Eso es precioso porque mucho se dice que los jóvenes no están ni ahí, pero cuando uno ve este grupo de jóvenes que si están ahí y que están entregando parte de lo que recibieron para que otros también sean felices, es admirable y los felicito. Creo que la Fundación ha logrado llegar lejos y va a llegar cada día más lejos justamente gracias al corazón de su gente.
¿Por qué la gente debería sumarse a la Fundación Por Una Carrera?
Hoy día hay certeza y conciencia a nivel mundial de la importancia de la educación, de que es esta misma que nos llevará a romper las barreras y desigualdades de las cuales seguimos sufriendo. Es nuestro gran problema y creo que cada uno de nosotros tiene que hacerse cargo de solucionarlo a su manera. A través de su trabajo, de una donación, de una palabra de aliento u ofreciendo apoyo personal a jóvenes. Es una responsabilidad de cada uno de los chilenos, de cada uno de los seres humanos, que el otro también pueda cumplir sus sueños, sobre todo que logre desarrollar todas sus potencialidades. Eso es lo que hace la Fundación Por Una Carrera, por eso es fundamental que siga su hermosa misión, llegando a más alumnos cada año.
